¿Contigate o Perfilgate?: this is the question



Ayer, Diana Conti -Diputada Nacional del FpV- se expresó en un reportaje de Radio 2 de Rosario:



A pocas horas, el sitio suprimió el reproductor de audio, por lo que se recurre a:

http://m.tn.com.ar/politica/elecciones-2011/134380/diana-conti-deseamos-una-reforma-constitucional-porque-queremos-una-

Y ese sitio, también fue levantado. Se sugiere leer la nota periodística en Perfil, aunque sesgada.



La entrevista fue ágilmente reverberada en la prensa antagonista materializada por el reflexivo diario de Fontevecchia. Digo reflexivo por los buenos reflejos para reaccionar ante mensajes confusos o cándidamente invitadores a la réplica.

Para analizar con método científico al mensaje, sus referencias y sus interpretaciones, debemos considerar emisor y receptor en cada eventual canal de comunicación, estableciendo -previamente- pautas y metodología.



Arranquemos con las hipótesis.

¿Cuáles son los supuestos universalizados que fundamentan a la prensa corporativa?
http://www.perfil.com/contenidos/2011/01/15/noticia_0042.html
http://www.lanacion.com.ar/1353613
http://www.clarin.com/opinion/Nace-tiempo-nuevo-cristinismo_0_434956603.html

¿Qué conclusiones puede sacar de ese modo la acotada prensa sobre el mensaje de Conti?
http://www.lanacion.com.ar/1353763-diana-conti-reconocio-que-los-ultra-k-quieren-reformar-la-constitucion
http://www.clarin.com/politica/quieren-reformar-constitucion-Cristina-eterna_0_435556648.html

¿Y cómo recogió el guante la hueca y oportunistamente parasitaria oposición despropositada?

 
Vayamos a la observación del fenómeno.

Si el fenómeno a considerar es el reportaje, la observación debe hacerse sobre los efectos. La entrevista -descontextualizada y elocuentemente difundida- dio lugar a disímiles interpretaciones y, por ende, a múltiples conclusiones.

A la hora de aprovechar aportes externos no hay distinciones doctrinarias ni metodológicas: el inoperante Grupo "A" o "Z" se sube a la ola; y naufraga; pero eso es tan obvio que no amerita explayarse. Tampoco es adecuado condenar al mensajero y sus replicadores, sino juzgar los argumentos ideológicos, previendo las bases e intereses motivadores para conjeturar intenciones y atenuar efectos nocivos del ocasional adversario político. Lo que sí cabe, es conceptuar estructuralmente las inferencias de los aliados para aportar al debate y a la construcción de consensuadas estrategias comunes.

Un bloguero y periodista, reconocido por su temprana y firme adhesión al modelo, lo calificó como “tirar pasto a las fieras”. Y, efectivamente, lo manifestado por Diana Conti fue tirar pasto a las fieras. Claro que esas fieras, otrora sanguinarias, últimamente se conforman comiendo pasto tal leones herbívoros a fuerza de caída dentaria o quizás porque, de tanto vender verdura como fuente de subsistencia, se hicieron vegetarianos autoproveídos de razón comercial mutualista sin horizonte de expansión.

Esa verdulería se halla prácticamente inmersa en un círculo virtuoso mediante trueque de especies con acotado universo de lectores y, para peor, con incompetentes representantes públicos. Tras la recuperación de ciudadanía plena alcanzada a partir del 2003, no hay más comercios capitados y, por ello, lo más probable es que se les funda el mercadito en la víspera. Y aclaro que no es una expresión de deseo, ya que esa prensa aporta a la diversidad dando discurso a la derecha y es necesaria para la libre competencia democrática nacional.

Otro primario y notable participante del movimiento habilitado en mayo de 2003, sostuvo que Conti está “jugando para el enemigo”. Ese análisis -con título también efectista y políticamente incorrecto con desafiante alevosía- fue más extenso, agudo y constructivo. Auguró -con alta probabilidad- las invitaciones que recibirá la diputada de los medios clarinistas y, desde otro enfoque, aportó a la relación entre agenda de gestión y prensa corporativa opositora.

La cuestión es que, a veces, entramos en el juego según las reglas impuestas por el detractor y eso es, de hecho, más naif que la declaración de la diputada. Lo digo desconcertado y con todo el respeto que me inspiran históricos defensores del modelo -como Gerardo y el ingeniero- a los cuales no pretendo cuestionar pero, mucho menos, pretendo hacerle el juego a Perfil. Sólo sugiero -a todos los compañeros que apoyamos la vigente gestión nacional y popular- que no recojamos la semilla de la cizaña, a no ser para aclarar militantemente en nuestro ámbito la diferencia entre el signo brindado por Conti, el significante percibido -arteramente o no- y el significado abstracto y particular referido por la prensa canalla.


Demostremos la tesis.

No entro en el juego sin antes replantear las reglas definiendo las mías, como corresponde.
 
Breviario semiótico: Los signos no evocan lo mismo en cada uno y son arbitrarios, no universales. El significante es la representación, es lo que da sentido y contenido al significado designando lo designado. El significado es el concepto dado por cada uno al juzgar el significante, por lo que es una entidad puramente mental que proviene de la experiencia individual o, ¿por qué no?, puede derivar de lo que aviesamente se pretenda definir respecto al signo expuesto.
Y esa es la trampa. Fontevecchia convirtió a su significado corporativo en un nuevo significante -materializado o formalizado universalmente- estableciendo las reglas del juego, recurriendo a una antigua estrategia filosófica fundamental para la construcción de poder. Depende de cada uno si acepta o debate las reglas para participar o, simplemente, las ignora y no entra en el juego.


Los signos de Conti: “todo el kirchnerismo pretende que sea Cristina la candidata. Es la única que puede asegurar la continuidad de las reformas… Cristina gana en primera vuelta en el país. Los jóvenes y algunos sectores ultrakirchneristas -yo pertenezco a ellos- avizoramos, a veces, el deseo de hacer una reforma constitucional porque quisiéramos tener una Cristina eterna, pero me parece que eso no pasa más que de elucubraciones que algunos hacemos y, por supuesto, para toda reforma constitucional hay que tener un consenso -para llevarla adelante- de todo el arco político..."


El significante de Perfil: Antes que nada, la diputada está forzando la definición de la Presidenta respecto a su candidatura presidencial, la cual se demora estudiando los casos judiciales de algunos funcionarios. Por su condición de autotitulada ultrakirchnerista, Conti da lugar a conjeturar que la rama dura del gobierno pretende desprenderse del PJ y hay que hacer hincapié sobre eso. Encima, da un discurso confuso, enunciando el deseo de una Cristina eterna, elucubración que reafirma al referirse al consenso del arco político necesario para una reforma constitucional. Ya que no prosperó nuestro intento de quebrar a Scioli, de intrigar al Jefe de Gabinete y de manipular a los aliados que resistieron el conflicto con las entidades agrarias, no podemos dejar pasar estos -cándidamente brindados- elementos de juicio irrebatibles y aptos para agitar los fantasmas de la búsqueda de perpetuidad del menemato con el Pacto de Olivos, casualmente, la localidad donde reside la legisladora.

El significante de De Ucea: Yo y muchos compatriotas pretendemos que sea candidata y gane en primera vuelta, pero no deseo una Cristina eterna porque no creo en las monarquías como forma de gobierno y porque considero axiomático que la perpetuidad en el poder es inconveniente para todos, a la corta o a la no tan corta. Por otra parte, no puedo asentir que la Presidenta es la única garantía de continuidad del modelo, porque eso arrastraría reconocer carencia de otros cuadros capaces de interpretar a las mayorías y equilibrarlo con los objetivos doctrinarios de la gestión. Hablar de consensos de todo el arco político es dar visos de realidad a la fantasía o elucubración y es -por contradictoria- una proposición que no debería tenerse en cuenta.


El significado para Perfil: Los ultra K aspiran a una "Cristina eterna", reformando la Constitución -luego del factible triunfo de octubre- en pos de la reelección indefinida. El sentido que le damos a los dichos de Conti, se basa en la artillería de artículos publicados por nosotros -y redoblados por los medios acólitos- que plantean al kirchnerismo más duro constituyendo una fuerza separada del PJ. Para conjurar tal posibilidad, además de propiciar la debilitación de la mesa chica y los mediáticos, es pertinente desacreditarlos: núcleo pingüino, funcionarios del ala izquierda, burócratas liberales ahora conversos, comunicadores tendenciosos, cuadros progresistas y populistas, artistas e intelectuales, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, jóvenes idealistas y militantes comprometidos, dirigentes de las organizaciones sociales y movimiento obrero sindical… Ardua tarea la de desactivar un espectro tan amplio, diverso e inclusivo.

El significado para De Ucea: Sueño con una "Cristina eterna", consciente de que es una utopía y que, en realidad, deseo congelar el reloj para vivir siempre en esta coyuntura de igualdad con transformaciones populares y de recuperación de conquistas sociales y paradigmas culturales nacionales y latinoamericanos. También sé que la premisa es continuar gobernando el país y, para eso, hay que ganar las elecciones.


Y concluyamos el teorema.

Partamos de que un teorema requiere demostración teórica y no empírica.

No obstante, el Contigate -intitulado por algunos- materializó una derrota -doctrinaria pero también experimental- ante Fontevecchia y la prensa corporativa que siembra intrigas en campo kirchnerista. Cristina debe contar con buenos jardineros, agrónomos y horticultores: la tarea es ardua y el terreno, pedregoso.



Por supuesto que no considero que se haya generado un Contigate, si bien estoy convencido que la declaración fue inoportuna aunque comprensible desde la visceralidad característica de la compañera diputada que no acostumbra a especular sobre las convicciones ni a moderar sus expresiones. También estoy imbuido que no corresponde que los ideólogos de la oposición marquen discurso, proyecto, terreno ni alianzas.

Hay, al menos, dos maneras de no dejarse delimitar la agenda: una -firme y laboriosa-, contestando las inquietudes de la oposición redoblando la apuesta y cambiando el sombrero de mano; y, otra -lúcida e impasible-, elaborando el mensaje antes de derramarlo puerilmente para exponerlo ante la opinión colectiva. El Convento de Carmelitas no admite tibiezas.

Para evitar apreciaciones incorrectas sobre esta nota, ofrezco mi Twitter Time Line cuando compartí opiniones sobre el episodio de Diana Conti.




La verificación necesaria y suficiente.

Les dejo la inquietud de verificar la conclusión. Yo no necesito hacer más que esperar el devenir de los sucesos, porque huelgan fundamentos teóricos -y hasta empíricos- para reducirme incertezas.

De todos modos, anhelo que los militantes y cuadros hagamos cursos de especialización en jardinería para rastrillar eficazmente las piedras intrínsecas y obstruir las que tira el poco amigable vecino alambrando el campito con malla cerrada. Sobre todo, debemos ser diestros en la fertilización conveniente del terreno y el combate -sin glifosato- a la peste diseminada por los perfilados verduleros recelosos.




(Agregado el 02/03 a las 06am)

Y se verificó, nomás

Los sucesos devinieron inminentes...

"Hay, al menos, dos maneras de no dejarse delimitar la agenda... El Convento de Carmelitas no admite tibiezas: o laburamos en caliente o prevemos en frío."

Uf... menos malta (y más cebada).

Nobleza obliga. Fue gratificante leer a la compañerita Conti reflexionando en sintonía con CFK y aclarando las intencionadas confusiones analíticas de la prensa canalla.

Intenté atenuar calificativos con Diana, Gerardo y Néstor, por dos razones, porque soy peronista -ergo: orgánico- y no confronto extramuros con compañeros -mucho menos si merecen mi simpatía- y porque respeto trayectorias y militancia; sé que Conti es visceral y lo valoro. No obstante, debo reconocer que me sentí bien al leer su autocrítica luego de la brillante justificación de Cristina en la Asamblea Legislativa, ayer, aunque debió contrarreaccionar innecesariamente debido a un "error no forzado", como dicen en los "tennis courts".

Ya lo dijo el General: "Quien no tiene cabeza para prever, debe tener espaldas para aguantar". Y Diana la tiene.

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