Los QOMPÍ en Formosa: el último medio siglo



El último medio siglo

Con los exterminios en la Patagonia, el Litoral y el Noroeste, los pueblos originarios cedieron al sojuzgamiento del hombre blanco durante dos décadas. No por casualidad, recién al culminar la Década Infame se produjeron nuevos planteos de las comunidades aborígenes norteñas ante un gobierno nacional, aspirando a su reparación histórica, hoy todavía inconclusa:

Pasaron ochenta años y veinte gobiernos: liberales y fascistas,
pasaron conservadores y socialistas, militares y progresistas,
pasaron entregadores y proteccionistas, radicales y peronistas,
pasaron libremercadistas y populistas, demócratas y golpistas,
pasaron fachos y marxistas, católicos y adventistas,
pasaron judíos e islamitas, agnósticos y evangelistas,
pasaron xenófobos e indigenistas, indulgentes y activistas,
pasaron artesanos y oficinistas, intelectuales y oscurantistas,
pasaron lectores y periodistas, improvisados y analistas,
también pasaron los artistas: más banales los enriquepintistas.


El Malón de la Paz

En el invierno de 1945, las comunidades kollas del noroeste -ya saturadas de la dominación y viendo que las hostilidades del Ejército habían menguado- tuvieron la iniciativa de solicitar la reintegración de sus territorios al Consejo Agrario Nacional durante el gobierno de Edelmiro J. Farrell. Aquel Presidente Normalizador decretó la expropiación pero -semejante a lo acontecido con los campos del litoral durante la primera y en el noroeste durante la segunda presidencia de Yrigoyen- las documentaciones fueron relegadas alevosamente por los burócratas serviles al poder terrateniente y no se dispusieron los fondos necesarios para recuperar las tierras, las cuales -valga redundar- eran de los pueblos originarios -sus intrínsecos dueños- y luego, terrenos fiscales usurpados por estancieros, quienes no obstante demandaban indemnización.

El llamado Malón de la Paz recorrió 2.000 kms., partiendo desde Abra Pampa (Jujuy) promediando mayo de 1946. Contando hombres, mujeres y niños, fueron 174 almas -caminantes los de la Puna y los humahuaqueños montando mulas- que aceptaban dignamente la solidaridad de la paqueta burguesía y el apoyo de la peonada en el trayecto por las provincias, recibiendo agua, alimentos y abrigo. La delegación kolla llegó a la Capital Federal a comienzos de agosto, para entregar sus demandas de restitución de tierras al Departamento de Protección Aborigen. Fueron alojados en el Hotel de Inmigrantes del puerto, aunque no sortearon ataques callejeros de discriminatorios grupos nacionalistas porteños cuando se manifestaban.
Un par de semanas después, el recientemente electo presidente Perón los visitó y mucho se dijo acerca del posterior retorno compulsivo en tren y sobre las infructuosas intercesiones ante las autoridades a cargo de la situación, que encabezaron el ingeniero Mario Bertonasco -teniente retirado que había colaborado con los reclamos mapuches del Neuquén y organizó la marcha del noroeste- y el kolla Dionisio Viviano, diputado nacional -obviamente peronista- jujeño. En definitiva, en 1949, nuevamente la reparación quedaría incompleta, ya que el gobierno nacional expropió tierras en Salta y Jujuy con el objeto de restituirlas a sus dueños originarios pero nunca terminó de concretarse, durmiendo en los cajones durante casi sesenta años.

El 7 de agosto de 2006, el Segundo Malón de la Paz marchó en los pagos de Milagro Sala -la líder de la Agrupación Túpac Amaru jujeña- hasta Purmamarca, para apelar al gobernador Fellner que hiciera cumplir una Orden judicial que exigía la restitución de unos 15.000 kms2 a las comunidades kollas. Aquel millón y medio de hectáreas cuya expropiación había iniciado Perón -menor superficie que la antiguamente explotada por “La Forestal” en el litoral- resulta razonable para 120 comunidades aborígenes de 10 Departamentos (o Partidos, según los bonaerenses).
Ante la justificación oficial de considerarse imposible efectuar las documentaciones en un breve lapso, la Asamblea cortó dos rutas nacionales en señal de protesta. A la fecha, quedan tierras sin reintegrar a sus dueños originales, pero vale decirse que la cuarta parte de la superficie de Jujuy está destinada a los pueblos originarios (1,3 sobre 5 millones de hectáreas). Asimismo, se avanza en el tendido de redes de baja tensión eléctrica y de iluminación pública, como de agua potable -mediante perforaciones o acueductos- y se levantan establecimientos sanitarios y educativos, junto a otras obras de infraestructura que contemplan las añejas demandas de las comunidades kollas.


Formosa – Colonia La Primavera

La madrugada del martes 23 de noviembre, una familia latifundista formoseña y fuerzas policiales provinciales acometieron contra los integrantes de la comunidad Qom Navogoh, quienes cortaban la Ruta Nacional 86 -desde julio- en demanda por su derecho a las tierras de la Colonia La Primavera, ubicada a 5 Kms. de Laguna Blanca.

Reclaman 2.600 hectáreas de tierras que les corresponden legislativa y judicialmente, las que son explotadas por la familia Celía y, de las cuales, 600 hectáreas están destinadas al predio de la Universidad Nacional de Formosa mediante una cuestionada triangulación comercial (Fisco-Celía-Universidad).
Redondeando, son 850 familias habitando la colonia en otras 2.500 hectáreas linderas: unas 5.000 personas en 25 Kms2. Esto equivale a poco menos de 3 manzanas (100m x 100m) por grupo familiar o, si se quiere, medio lote por persona, enfrentado al hábitat de los pueblos originarios, aunque pueda decirse que todas las culturas modificaron costumbres y hoy resulta normal el sedentarismo y hogares constituidos en departamentos de 2 ambientes o viviendas de 60 m2.

Por entonces, fue difundido públicamente que los Celía -escoltados por su personal rural y administrativo-, aquella mañana acometieron a balazos a la manifestación ante la pasiva presencia de la Policía de la Provincia, matando a Sixto Gómez, miembro de la comunidad Qom Navogoh. También fue asesinado el cabo Heber Falcón por balas policiales y el propio abogado de la familia terrateniente efectuó directos disparos sobre Félix Díaz, hiriendo al líder del grupo.
En unas horas, hubo decenas de heridos, 27 encarcelados y casillas de madera incendiadas. Además, circularon trascendidos sobre una supuesta pérdida de atribuciones de Claudio Morgado en el INADi, cambios en la delegación provincial y corte del convenio entre el instituto y Félix Díaz. Tras los graves acontecimientos, la Gendarmería Nacional se hizo cargo de custodiar el lugar por disposición del Ministerio de Seguridad.

Luego, un grupo Qom Navogoh acampó en Av. de Mayo y 9 de Julio de la Ciudad de Buenos Aires, donde manifestaron casi ininterrumpidamente durante cinco meses en los cuales se fueron sucediendo encuentros con miembros del Poder Ejecutivo Nacional. La semana pasada, al fin se alcanzó un mutuo acuerdo: El Gobierno nacional avanza en la solución al reclamo de tierras de la comunidad aborigen qom.
Mucho se dijo al respecto: descripciones precisas, descaradas falsedades y perversas verdades a medias. Desde las editoriales de la prensa formadora de opinión opositora -la misma prensa que pidió represión en las tomas de parques y en todos los piquetes, excepto para los cortes de ruta de las patronales ruralistas, claro- se intentó parangonar el satisfactoriamente recíproco compromiso con la carga de ganado a los trenes, volviendo a caer en el ridículo descrédito social.

Sobre el reciente desenlace, o nuevo nudo a resolver, se coincide casi absolutamente con esta editorial de la Agencia “Paco Urondo” del 12 de mayo: ¿Por qué siempre defendimos a los qom?"
No obstante, puede acotarse que “el Yildo” no es un pelele como Maglietti ni un oligarca como Buryaile. Tampoco es un colaborador del riñón como Zanini. Pero si se habla de alianzas, se supone que se refiere a la gestión, dado que Formosa tiene una incidencia despreciable en cuestiones electorales presidenciales correspondiéndole apenas el 13 º/oo del Padrón, aunque, como cualquier Distrito, aporta 3 senadores nacionales.
Y, si se habla de gestión, resulta oportuno ver esta síntesis de “Alerta Verde”, el programa ambientalista que conduce Luis Pavesio en C5N: “La otra cara de los tobas”.



El periodista Gabriel Levinas, tal las enseñanzas de su líder conductora, probablemente dirá que los videos de C5N son un montaje de “Fuerza Bruta”. Es que Caddy Dextrinas (de tanto levógiro con juego, se fue a la dextro) tiene las anteojeras estereotípicas de un colaborador de la “Revista Ñ” del diario “Clarín”: Gaby Levinas no es CALOI.
Y, lamentablemente, otros indigenistas ubicados a 1.500 kms. de los qompí, a quienes no les entienden ni el saludo, bloquearon vínculos de comunicación cuando daba mi enfoque -in situ praesentis- luego de las muertes de noviembre  -aunque solían compartir mis opiniones-, porque no pudieron entender que si es complicado mensurar la realidad conviviendo con ella, mucho más difícil es tratar de hacerlo a 15 horas de viaje en auto o 4 de avión y traslado. Y, de hecho, ni un chamán puede ver a sus hermanos a esa distancia.
De todos modos, cada quien sabe lo que hace y cuánto declama, o lo que deja hacer y cuánto calla. Posiblemente, ellos y muchos más -parados en el altar de las causas desconocidas-, se sientan inducidos a pensar que los rostros felices y las panzas saciadas de los alumnitos tobas sean las de los futuros cautivos electorales del eventual heredero del tirano Insfrán.

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