Necrológicas de "Clarín" y "La Nación": (Camps), Peralta Ramos, Massera, Lacroze de Fortabat, Martínez de Hoz, Videla,...





Ramón Juan Alberto Camps: 10 de diciembre de 1927 - 20 de marzo de 1994


Este artículo fue publicado  17 años  después en "Tiempo Argentino".  En "Clarín" y "La Nación" no hubo notas póstumas.
Para su línea editorial, el carnicero ocupaba un "puesto menor".  Era apenas un policía bonaerense sin linaje  que operó como
sicario de los delegados del poder financiero nacional en subordinada complicidad del transnacional, acabada la Guerra Fría.



Patricio Peralta Ramos: 10 de junio de 1932 - 14 de septiembre de 2010




Emilio Eduardo Massera: 19 de octubre de 1925 - 8 de noviembre de 2010




Amalia Lacroze de Fortabat: 15 de agosto de 1921 - 18 de febrero de 2012




José Alfredo Martínez de Hoz: 13 de agosto de 1925 - 16 de marzo de 2013


Es más que descriptivo observar las firmas de los avisos fúnebres: Familiares, contadas amistades de la alta alcurnia, tristemente célebres
empresarios y periodistas, representantes de esas entidades ruralistas que añoran un país agroexportador desmantelado de industrias,...



Jorge Rafael Videla: 2 de agosto de 1925 - 17 de mayo de 2013


Como en cada uno de los casos anteriores  - y muchos más -,  la ambigua y distractora necrológica  de hoy  resulta coherente con  "Clarín",
con Reato, con "La Nación" y con toda la prensa concentrada.  Consecuente con la incesante instigación a desestabilizar tramando infamias
y falsos pronósticos,  a bajar líneas favorables para revalidar la "Teoría de los Dos Demonios", y, a enardecer la crispación en algunas franjas
de la población con intereses antipopulares  o con la confusión ideológica suficiente para que prenda el maldito germen del miedo y el odio:




El perverso genocida se llevó los secretos al infierno y,  con ello,  prolongó el tormento de quienes aún buscan a sus nietos y nietas
o el lugar y los restos de sus muertos.  No obstante ello,  es insoslayable que algo ha cambiado en nuestro país,  pese a que ciertos
sectores dominantes y sus domésticos lacayos no lo quieran ver. Aunque no lo haya matado un anarquista en un atentado callejero
como al Comisario Ramón Falcón en 1909, ni lo hayan secuestrado y ejecutado como al General Pedro Eugenio Aramburu en 1970,
ni tuvo muerte natural gozando de la vejez -en libertad- en su estancia bonaerense como el General Juan Carlos Onganía en 1995.

Videla murió preso y degradado. Sin ser General y en cárcel común.
Videla fue condenado por la  Justicia Civil  de la República.  A pesar
de todo, Videla es una huella del pasado, es un veneno del presente
y es un signo del rumbo que  jamás  debemos retomar en el futuro.

A pesar de todo, no olvidamos a Videla ni a sus cofrades.
Ni olvido ni perdón.
Memoria, juicio y castigo a los culpables militares y civiles.
Nunca más. Nunca Menos.


2 comentarios:

Argentiersen dijo...

Exelente Compañero. Me llevo la frase final.

tío pepe dijo...

Muy buen post Adán.

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